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Serie Alquimia Parte II
Aparecido en la Revista „Paracelso“ Número
Agosto 2004 (Pagina 10-14)
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“Como es arriba es abajo.” - El Proceso
de Producción de los Arcana Superiore y su Poder de Cambiar
Los elixires de vida de Paracelsus, sus grandes
remedios de metales y gemas contienen poderes de curación
del cuerpo, espíritu y alma de una sustancia. Extraer estos
poderes de curación por separado es el gran arte de la alquimia
superior. La aplicación de estos Arcana superiores también
libera al mismo tiempo impulsos sanadores en el cuerpo, el espíritu
y el alma del ser humano.
Ulrich Arndt
“Como es arriba es abajo”, la alegoría familiar de la tabla
esmeralda, la “Tabula smaragdina” de Hermes Trismegisto a menudo
es citada en el esoterismo moderno y más allé de él. Sólo
unos pocos saben lo que en realidad significa. Sorprende a la mayoría
que la mayor parte del texto de la tabla esmeralda explica los principios básicos
del trabajo de laboratorio de la alquimia. Describe cómo todo adquiere
existencia con la ayuda de los cuatro elementos y cómo los elementos participan
en el trabajo de laboratorio, dividiendo lo más grande y limpiando lo
pequeño a través de la destilación y la circulación.
Además la tabla esmeralda contiene incluso la pauta de la transformación
de la materia, de la transmutación legendaria y del “poder de los
poderes que prevalecen por encima de lo delicado y penetran en lo denso”. Ése
es el “gran trabajo” de la alquimia. Según la tabla esmeralda,
todo esto se puede hacer en el laboratorio “en el mundo pequeño
de acuerdo al modelo del mundo grande”. Y estas descripciones son al mismo
tiempo una pauta de los procesos de transformación interna del ser humano,
puesto que éste es un mundo en pequeño. Debido a su purificación
y aumento de “destilación”, curación y lucidez interiores, “como
es arriba es abajo”.
Cualquiera que estudie el trabajo de los grandes médicos alquimistas como
Paracelso y profundice en la ciencia de la alquimia referente a la transformación
y purificación de la materia en los remedios y en la ciencia de su aplicación
curativa, se encuentra con los tres principios fundamentales de la sal, el azufre
y el mercurio, que se simplifica en la triplicidad de cuerpo (Sal, la sal, lo
denso), alma (Sulphur, el sulfuro, el azufre, lo móvil) y espíritu
(Mercurius, el mercurio, lo que conecta). Todo lleva en sí esta triplicidad:
los metales, gemas y plantas así como el ser humano, los animales e incluso
los planetas y las estrellas. Cualquier cosa que se tenga que transformar, es
decir, que tenga que purificarse y hacerse “traslúcida” y
de ese modo curarse y recibir una vibración más elevada, entonces
la triplicidad de “cuerpo, espíritu y alma”, tiene que partirse,
purificarse y unir de nuevo. Esta nueva unidad se “afina” en una
energía de nivel muy superior en el laboratorio con la circulación
de sustancias completas en recipientes cerrados bajo condiciones muy específicas
y constelaciones de planetas; con hombres con un tipo de vida diario cambiado
asistiendo al cuerpo sano purificado, al alma clarificada y al espíritu
nuevamente alineado.
El alquimista necesita determinadas sustancias para disolver las “viejas
combinaciones”, o también llamadas “Fuegos Secretos” en
el trabajo de laboratorio. Con la ayuda de estos solventes incluso las sustancias
más duras como los metales y gemas pueden separarse en sales (= cuerpo),
aceites (= alma) y alcohol respectivamente, en sustancias solubles en alcohol
(espíritu). Es un misterio para la química y la física comunes
que se pueda extraer aceite de una gema o de un metal. Tan misteriosos son los “Fuegos
Secretos” que no son ni un ácido fuerte ni una base, pero pueden
transformar en líquido las sustancias más duras. Qué son
estos solventes y cómo se producen es uno de los grandes secretos de la
alquímia. Pero es la condición previa de cualquier trabajo en la “alta
alquimia” como el tratamiento de metales y gemas y la producción
de remedios superiores de alquimia, los llamados ‘Arcana Superiores’.
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Dos
de los “Fuegos Secretos” (rojizo de forma densa
y fluida, y polvo azulado), el solvente universal de la alquimia.
Con ayuda de ellos se puede disolver incluso los metales y
las gemas más duras como el diamante. |
Poco antes del final del milenio, los dos alquimistas alemanes
Achim Stockhardt y Daniel Hornfisher lograron –tal vez por
primera vez en 500 años– en redescubrir y producir
todos estos “Fuegos Secretos”. Les había costado
más de 25 años de investigación y estudios
de laboratorio de los escritos antiguos para llegar a ello. Hay
siete “Fuegos Secretos”, coronados por un octavo “Fuego”.
También llamados “nuestro fuego”, “fuego
de sal”, “sal ardiente”, “fuego oculto”, “el
fuego mágico”, “el fuego contra la naturaleza”, “la
vara de serpiente de Hermes que obtiene agua de la roca seca”. Éstos
tienen una cosa en común: Durante el complicado proceso
de producción, dos sustancias conectan en el llamado “matrimonio
químico” y nace una sustancia nueva con la cooperación
de otros medios: el niño, el “hermafrodita”,
con los poderes de su material original por un lado, mostrando
además características completamente nuevas, por
otro lado.
Solamente estos solventes permiten la completa separación
y extracción de sal, sulfuro y mercurio. Cualquier sustancia,
como metales, gemas, minerales y plantas, se puede transformar
de hecho en un remedio superior sólo de esta manera. Para
otros procesos de producción como la homeopatía y
el método de las flores de Bach, la información espiritual
(mercurius) de una sustancia se obtiene en primer lugar como remedio;
para las extracciones alcohólicas, como también las
medicinas de plantas, se obtienen parcialmente los poderes de la
sal y algunos poderes del sulfuro, sin estar aúnj purificados
de su veneno y sin potencia energética. No siempre se pueden
extraer con ayuda de estos métodos los tres poderes curativos
de una sustancia, es decir: la curación del cuerpo, del
espíritu y del alma. Particularmente el poder curativo del
alma –en la que se concentra la mayor parte del poder curativo– se
pierde con el uso de otros métodos de producción.
Incluso con la ayuda de los solventes secretos, la producción
alquímica es un proceso difícil y tedioso. Para la
extracción alquímica de la esencia de una gema por
ejemplo, las gemas se sumergen primero en uno de los siete “Fuegos
Secretos”. “El mercurio de los cristales” madura
de este modo durante varias semanas a la luz del sol y de la luna
y en consideración de ciertas constelaciones planetarias.
Los recipientes se tienen que remover rítmicamente dos veces
cada día. Debido al “Fuego Secreto”, el mercurio,
que da la forma y la información curativa de las gemas,
se disuelve durante este proceso. Por otra parte se extrae la parte
masculina del sulfuro, el “sulfuro del mercurio”. Uno
de los más elevados secretos alquímicos es que existen
dos tipos diferentes de sulfuro: uno masculino y otro femenino,
que se comparan con la parte masculina y femenina del alma humana,
lo que C.G. Jung llamó ‘anima’ y ‘animus’.
Estos dos tipos de sulfuro deben estar presentes en los remedios
superiores.
El elemento femenino del principio sulfúrico se extrae en
el siguiente proceso tedioso del fuego y la consiguiente disolución
de la gema. Con ello el sulfuro primero se “purifica”.
La gema se templa repetidamente y acto seguido se sumerge en un
baño de agua hasta que pierde por completo su color: La
expresión visible del sulfúrico. Según la
ciencia alquímica, se vuelve a su proceso de formación
hasta que su materia mineral alcanza el “estatus nascendi”,
que es el momento en que el material puro y las energías
se unen para hacer que nazca la gema.
Después, una parte de la gema se templa aún más,
fundiéndola hasta convertirse en cenizas. Esta última
se lava con agua repetidas veces y quedan enjuagadas las sales.
El disolvente se evapora repetidamente, purificándose y
refinándose una y otra vez hasta que el cuerpo de la sustancia
se convierte en el principio puro salino. Sólo ahora representa
el “corpus” de la esencia final de la gema, que es
su marco mineral.
La otra parte de la gema ya templada se trasforma en polvo. Esta última
se mezcla con un agua especial, llamada agua de mercurio, y se
destila varias veces. Paulatinamente se va formando en el fondo
del recipiente un fluido aceitoso y el polvo de gema se disuelve
por completo. Asombrosamente, este aceite tiene el mismo brillo
de color que tenía la gema antes de ser procesada –y
esto aun cuando la piedra se quemó hasta quedar sin color–.
Un rubí en polvo sin color se convierte así en aceite
rojo de nuevo. Para un alquimista, una tal mutación es la
expresión visible de una feliz transformación del
material original en el aceite secreto de la gema. Este aceite
corresponde al sulfuro femenino del cristal.
Como último paso, los ingredientes individuales, es decir,
el aceite, la ceniza y el alcohol de la preparación, o el
mercurio, la sal y los dos sulfuros respectivamente, se unen en
diferentes pasos. También hay que tener en consideración
circunstancias energéticas importantes, todas ellas tienen
que circular varias veces y se tienen que renovar a la luz del
sol, de la luna, de los planetas y de las estrellas. Sólo
se genera una nueva esencia alquímica de gema cuando tienen éxito
todos los pasos de estos tres estados y ciertos procesos de varios
meses de duración. La esencia de la gema particular que
contiene el poder de curar el cuerpo, el espíritu y el alma,
es capaz de armonizar asimismo estos tres niveles en el ser humano:
el cuerpo, el espíritu y el alma. Y así como la piedra
se purifica y transforma para convertirse en un gran remedio alquímico,
también la esencia preparada de la gema puede purificar
y transformar al ser humano.
Cuando
el solvente especial para metal producido con ayuda de los “Fuegos
Secretos”, el también llamado “Mercurius philosophicus” se
rocía con el oro preparado, inmediatamente se extrae del
oro el color y al mismo tiempo su poder curativo.
De manera similar, la producción de elixires sanadores
se hace con metales, por ejemplo el legendario “oro bebible
del alquimista”, conocido en la Edad Media como remedio universal,
el “Aurum potabile” hecho de oro. (Ver el artículo
en el último número: “Redescubiertos: Los Elixires
de Vida de Paracelso”). Con la ayuda de los “Fuegos
Secretos”, se extrae primero el llamado “Mercurius
philosophicus”, una alternativa a estos solventes. Se rocía
con él el “artísticamente preparado” oro
y éste pierde su color de manera inexplicable. Al final
cede sus propiedades al solvente. El gran cuerpo de metal mantiene
un color blanquecino que recuerda al talco. No se puede reducir
químicamente a oro metálico, un hecho que la ciencia
actual no puede explicar. “El rey (oro) ha sido privado de
su alma” con su color, según la terminología
alquímica. No obstante, en él, la potencia y el remedio,
el “Arcanum” del oro, está presente. El cuerpo
externo, el resto de materia es sólo un obstáculo
para el desarrollo. Los grandes alquimistas como Paracelso y Basilius
Valentinus, por ejemplo, enfatizan esto una y otra vez en sus obras.
El extracto metálico obtenido por este método es
dulce como el azúcar y de olor balsámico después
de todo el proceso. No tiene nada en común con ningún
coloide de metal, en el que el cuerpo denso queda delicadamente
preparado. Tan sólo un poco se puede comparar con la acetona
u otros extractos de los que ninguno es capaz de dejar libres o
extraer los principios unidos a modo de cuerpo y alma. Después
de este paso, que es el más importante, también se
necesitan varias semanas de procesos para poder obtener la esencia
curativa final.
Los grandes médicos alquimistas como Paracelso han reconocido
en su actividad de curación que muchas actividades sólo
se pueden curar para siempre con estos elixires especiales. Esto
se debe a que pueden disolver la causa de la dolencia simultáneamente
en los tres niveles de la persona: cuerpo, espíritu y alma.
El cuerpo se fortalece y se activa el proceso de autocuración.
El alma se purifica y aligera, y el espíritu se libera,
se eleva y se puede volver a orientar.
Se prepara cobre para
el también llamado “León verde” (un
polvo y fluido de cerceta) y se transforma durante la destilación
en un fluido rojo dorado oscuro. El cambio de color, muy claramente
descrito por los antiguos alquimistas como Isaacus Hollandus,
muestra la transformación con éxito del cobre
en un remedio superior: La esencia de cobre como Arcanum superior. |
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Quien quiera ir más allá de la disminución
de sus problemas y quiera lograr una purificación fundamental
del cuerpo, espíritu y alma, experimentará un proceso
de introspección profundo e interno similar al que experimentaron
los metales y las gemas, pasando por el procesamiento de sus esencias: “como
es arriba es abajo”. La persona no sólo se enfrenta
a los endurecimientos del cuerpo, es decir, la sal, sino también
a la cristalización del espíritu y del alma. Tieenen
que ser revisados y desprendidos, suponiendo que no se los pueda
elevar a otro nivel más alto. Las emociones, el sulfuro,
son liberados, purificados, y las partes femenina y masculina del
alma se vuelven a conectar de nuevo. Y posiblemente no sólo
tenga que tener lugar un nuevo alineamiento completo espiritualmente,
sino que en primer lugar se tienen que armonizar el pensamiento,
el sentimiento y la forma de actuar.
De acuerdo a las enseñanzas alquímicas, el camino
interno es también triple en sus estadios de Nigredo (=
negrura, enfermedad, nivel más bajo de vibración),
Albedo (= blancura) y Rubedo (= rojez, nivel más alto de
vibración). Estos estadios fueron denominados según
los colores que abarca la materia paso por paso durante la transformación
del gran trabajo (también llamado “cola de pavo real”).
La transformación interna con el apoyo de las esencias de
los Arcana superiores, la Alquimia superior según Paracelso,
es también el gran trabajo dentro del ser humano.
Referencias:
Ulrich Arndt: Schaetze der Alchemie: Edelstein–Essenzen (Tesoros
de la Alquimia: Esencias de las Piedras Preciosas) y
Schätze der Alchemie: Metall-Essenzen (Tesoros de la Alquimia:
Esencias de los Metales), ambos publicados por la editorial Hans-Nietsch,
Freiburg, Alemania.
Información sobre el experimento (sólo en alemán):
www.life-testinstitut.de y www.edelstein-essenzen.de
Bildquellen: ©Achim Stockhardt
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der Bücher „Edelstein-Essenzen“ und „Metall-Essenzen“ im
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