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Serie Alquimia Parte V
Aparecido en la Revista „Paracelso“ Número
Enero 2004 (Pagina 12-17)
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Conectados con el Pulso de las Estrellas
Las energías de los planetas tienen efecto
sobre todo lo que vive en la Tierra. Evocan también respuestas
muy especiales en nuestros chakras y órganos. Por miles
de años la alquimia y el ayurveda han enseñado sobre
esto en forma similar. No ha sido sino recientemente que las energías
de los planetas han podido ser medidas gracias al equipamiento
moderno, demostrando así el antiguo conocimiento sobre curación
que se conocía desde hace miles de años.
Ulrich Arndt
Parece cosa de magia que unas semillas germinando en un contenedor completamente
cerrado pierdan peso cuando se aproxima la luna nueva y se desarrollan
más de lo normal durante la luna llena, sin agregar ni quitar
agua ni otra cosa alguna. Al mismo tiempo, la cantidad de sustancias
químicas en las plantas cambia, lo que según la opinión
de los científicos actuales no debería ser posible en modo
alguno. Un elemento químico de la planta podría combinarse
en un compuesto químico diferente, pero la cantidad total debería
conservarse. Cualquier otra cosa, sería un cambio en los átomos,
la llamada “transmutación” como el famoso cambio alquímico
del plomo en oro; y eso simplemente sería imposible.
Pero podría ser que los famosos alquimistas como Paracelso simplemente
observasen la naturaleza mucho mejor. Y podría ser por eso que
ellos lograsen hacer un mejor uso que los científicos modernos
de los efectos naturales de las esencias y remedios que producían
en sus laboratorios. A las plantas no les importan en absoluto los hallazgos
de los científicos de hoy acerca de la transmutación: A
pesar de todo, el contenido de fósforo de una planta se eleva
de modo inexplicable durante la luna llena y decae durante la luna nueva;
sin embargo, el nivel de potasio se eleva durante la luna nueva y decrece
en luna llena. Muchos científicos, como por ejemplo el químico
doctor Rudolf Hauschka, que es conocido por sus cosméticos, lo
han probado mediante prolongados experimentos. ¿Pero cómo
puede la luna causar algo “científicamente imposible” cada
14 días?
Y no sólo la luna tiene un efecto tan profundo en nuestro organismo
y en toda la materia de la Tierra;
otros planetas también influyen sobre las plantas de un modo ponderable.
En principio, Marte incrementa el crecimiento de las plantas. Cuando
Júpiter y el Sol están juntos en el cielo, o cuando están
en perfecta oposición, se estimula el crecimiento. Por el contrario, éste
se dificulta en condiciones similares entre el Sol y Saturno.
Científicos de la compañía farmacéutica naturópata “Weleda” han
descubierto esto en muchos experimentos, y descubrieron que si se planta
un vegetal en un recipiente hecho de hierro (sin contacto directo del
recipiente con la tierra, o con la solución nutritiva) la influencia
de Marte se hace más fuerte; en una maceta de cobre predomina
la energía de Venus; en una maceta de estaño prima la influencia
de Júpiter. Las energías planetarias se potencian exactamente
con los metales con los que han estado conectadas según las enseñanzas
de los tiempos antiguos. Como una especie de antena, los recipientes
de metal intensifican la influencia de cada planeta. Mediante el crecimiento
de las plantas, las viejas enseñanzas herméticas sobre
la conexión entre los 7 metales y los 7 planetas pudo ser confirmada
de un modo sensacional.
Los Metales como Antenas de las Ondas Planetarias
La investigación moderna de este antiguo conocimiento sobre
la influencia de los planetas comenzó ya en los albores
del siglo XX. Lili Kolisko, con la ayuda de los llamados diseños
de cristalización (ciertos disolventes conforman patrones
típicos individuales al cristalizarse) probó entre
otras cosas el efecto del Sol sobre soluciones de oro, de la Luna
en líquidos que contienen plata, y de Júpiter en
soluciones de estaño.
El muy conocido pionero alemán en la investigación
del flujo del agua, Theodor Schwenk, repitió los experimentos
décadas más tarde y también experimentó sobre
los eventos ocurridos cuando dos energías planetarias son
concurrentes o se solapan, es decir cuando dos planetas están
próximos el uno al otro en el cielo. Él observó,
entre otras cosas, una conjunción (el encuentro de los planetas
en el cielo) de cuatro días entre Marte y Saturno. En las
investigaciones de “dinámica capilar “ (Steigbild)
se mostraban cambios muy claros: los usualmente muy anchos patrones
en soluciones que contenían plomo (el plomo pertenece a
Saturno) desparecían más y más. Tan pronto
como los planetas se apartaron de la conjunción, la cantidad
y tamaño de las estructuras se incrementó.
De igual modo que los metales usados en macetas, o aquellos en
solución, construyen una antena para las energías
planetarias, éstos capturan sus poderes efectivos también
en nuestro organismo. Algunos metales se concentran en ciertas
regiones del cuerpo de un modo sorprendente. Estaño en la
región oral, en los enzimas y en el hígado, o bien
oro en el cerebro y el corazón, por ejemplo. Así,
los efectos planetarios son más intensos que en cualquier
otro lado del organismo. Los patrones de cristalización
dieron una prueba de lo que es estar “en la misma longitud
de onda” con un planeta. Soluciones de la sangre de un paciente
cardíaco o una solución tratada de un músculo
cardíaco de un animal, mostraron exactamente los mismos
patrones cristalinos que las soluciones de oro y soluciones vegetales
de la dedalera (Digitalis) – y todas fueron afectadas por
la rotación del Sol. A eso se debe que las soluciones de
oro y la dedalera sean valiosos remedios para las enfermedades
cardiovasculares. Se confirma una vez más el antiguo conocimiento
de los médicos alquímicos sobre la “relación” en
la naturaleza; “como es arriba, es abajo” o, como Paracelso
enfatizó: “no hay nada en la Tierra que no esté en
el cielo”. Paracelso nos recordaba continuamente prestar
atención a las signaturas (señales o características)
de las plantas, metales y gemas. El brillante y cálido oro
tiene el carácter del Sol, la defensiva ortiga rebosa con
la energía de Marte, y la perla, altamente apreciada como
esencia curativa por Paracelso, está regida por la Luna
y el principio agua. Así, ciertos metales, plantas y gemas
se conectan con los 7 planetas y en el ser humano con los 7 órganos
principales y los chakras: “De modo que entendamos que el
cerebro es la Luna, el pulmón es Mercurio, el riñón
es Venus, la vesícula biliar es Marte, el hígado
es Júpiter, el bazo es Saturno y el corazón es el
Sol” escribe Paracelso.
Planet |
Tema |
Expresión |
Cualidad |
Sol |
Principio original pater-no y dador de
vida |
Vitalidad, autoconsciencia |
Cálido, picante, majestuoso |
Luna |
Principio original reflector materno |
Ritmo, crecimiento |
Humedad, jugoso, viscoso, sórdido,
rítmico, |
Marte |
Principio original agresivo y activo |
Dinámica, energía |
Irritante, quemante, picante, rojo |
Mercurio |
Principio original comunicativo |
Flexibilidad, comunicación |
Delgado, intrincado, ligero |
Júpiter |
Principio original de desarrollo y formador |
Justicia, imaginación |
Recto, señorial, suave, amargo,
aromático, saludable. |
Venus |
Principio original armonizador |
Poder de los sentidos, sensualidad, belleza |
Armonioso, regular, redondeado, aterciopelado,
rico, muy fragante, saludable |
Saturno |
Principio original de despliegue y limitador |
Experiencia extrema, actividad de los
sentidos superiores y de consciencia |
Longevidad, perenne, curvado, depresivo,
resinoso, venenoso recio, tenaz |
El Ritmo de los Planetas en nuestro Cuerpo
¿Son estas “afinidades selectivas” más
que una construcción de nuestros pensamientos? Al menos
una parte de las místicas energías de los planetas
pueden ser científicamente probadas hoy en día. Junto
con las ondas electromagnéticas, que oscilan entre la ionosfera
y la superficie de la Tierra (las llamadas ondas Schumann), se
pueden medir en la Tierra otras frecuencias llegadas directamente
de los planetas. Principalmente, son vibraciones electromagnéticas
entre los 0, 00166 hercios y los 5 hercios (hercio = vibraciones
por minuto). Son más fuertes cuando el planeta relevante,
o el Sol o la Luna, salen o se ponen en el horizonte local y cuando
el cuerpo celeste está en el cenit. La razón de esto
es que el campo electromagnético de la Tierra trabaja como
un oscilador, y las ondas de los planetas, que son capturadas en
esos momentos, inciden en cierto lugar con un poder más
intenso. Continuamente “escuchamos” el sonido de los
planetas y es casi imposible evitar sus vibraciones, dado que estas
longitudes de onda pueden penetrar paneles de cristal, los muros
de las casas y barricadas de tierra casi sin dificultad.
Pero especialmente en el orden de los 5 hercios se encuentran importantes
ritmos de nuestro cuerpo.
Nuestro
sistema craneosacral pulsa a este ritmo, así como
el sistema de presión de los líquidos espinal
y cerebral. Una perturbación de este flujo puede
conducir a una cantidad de diferentes enfermedades y problemas
psicológicos.
También la vibración de nuestro músculo
estomacal está en esta frecuencia y recientemente
los científicos descubrieron la importancia del
estómago y sus muchas neuronas, el llamado “cerebro
estomacal”.
Nuestras
lentas ondas cerebrales también oscilan
en esta frecuencia, especialmente cuando estamos en sueño
profundo, profunda meditación o trance. Esas son
exactamente las condiciones en las que podemos recuperar
lo mejor, para “volvernos sanos mediante el sueño” y
reconstruir nuestra fuerza, dado que podemos obtener un
contacto óptimo con los efectos reguladores de las
energías planetarias. Por medio de los planetas
se nos sintoniza con un estado estable.
Hay una segunda área importante cercana a la frecuencia de entre
0 y 5 hercios, a través de la cual el organismo humano se conecta
con los planetas. Es por medio de las microondas. El Sol y Saturno son
transmisores de microondas especialmente intensas, mientras que la Luna
es la más débil, en tanto que es un fuerte transmisor en
el área mencionada anteriormente. Pero nuestro cuerpo, en especial
las glándulas endocrinas, entran en contacto fundamental con las
microondas. La carga eléctrica de las membranas celulares está también
en este rango. De acuerdo con el científico alemán Prof.
Fritz-Albert Popp, quien descubrió la Biofotónica, las
microondas son las portadoras de la energía de los meridianos,
esos flujos de energía que son regulados en la acupuntura china,
como es de conocimiento general.
Nuestro organismo es mantenido dentro del apropiado equilibrio por medio
de las ondas de los planetas, como un reloj controlado por radio. Pero ¿qué ocurre
si la conexión del sistema vibratorio humano con las frecuencias
naturales de los planetas resulta perturbada? ¿Qué pasa
si la radiación de los teléfonos móviles y las microondas
inciden en forma constante e incluso el sueño profundo recibe
continuamente perturbaciones? El sistema energético humano tratará de
regular el elemento que produce la interferencia. Esto podría
funcionar por un tiempo, pero esta permanente actividad producirá una
creciente sobrecarga. Esto conduce a desórdenes del sueño,
alergias, agotamiento crónico o hiperactividad, inflamación
crónica, desórdenes metabólicos y dolores difusos.
Y por fin, puede aparecer una seria enfermedad en la parte más
débil de nuestro cuerpo.
Según los médicos alquimistas, cada enfermedad está conectada
a una falta o desequilibrio de la energía de los planetas. “No
es la vesicula biliar la que causa la ira, sino Marte. Él nos
torna iracundos…Cada enfermedad comienza en la constelación,
y desde ella alcanza al cuerpo humano. O sea, que lo que sea que comience
en el cielo, terminará en el cuerpo humano,” enfatiza Paracelso.
Y así, los remedies desarrollados por él y otros alquimistas, “sintonizan” una
y otra vez nuestro organismo con la melodía de los planetas. Y
dado que los metales son las mejores antenas para las ondas planetarias,
y al mismo tiempo es extremadamente difícil obtener de ellos una
esencia curativa, son vistos como los remedios supremos de la alquimia,
a la cabeza de todo, el Aurum Potabile, el altamente apreciado remedio
universal, “el oro bebible de los alquimistas”.
Los Planetas son el Diapasón de los Chakras
Los chakras, los centros de energía y principios a modo
de vórtice de la humanidad, también eran conocidos
por los alquimistas. La ilustración alquímica mejor
conocida de estos “sellos planetarios” se remonta al
alquimista alemán Johann Georg Gichtel (1638–1710)
de Regensburg, Baviera. Muestra el nivel vibratorio más
bajo de los chakras, la llamada fase “Nigredo”, la “negrura” según
el modelo de desarrollo de tres estados de la alquimia. Un estado
en el cual, según la ilustración de Gichtel, los
7 vicios, o pecados mortales tales como el orgullo, la avaricia
y la envidia reinan sobre la humanidad.1 Esta clasificación
de los planetas y los chakras no es casual sino que tiene además
asombrosos paralelos con la astronomía y las características
de los metales:
Si colocamos los planetas y sus metales correspondientes ordenados
según su conductividad del calor y la electricidad, el resultado
será la misma secuencia de los planetas, y el orden coincidirá también
con la velocidad orbital promedio. (ver gráfico)
Metal |
conductividad del calor |
conductividad de la electricidad |
velocidad de los planetas |
en grados de arco |
respuestas de los chakras en el
oscuro estado de Nigredo |
Plomo |
8 |
10 |
Saturno |
2 |
Chakra Coronario |
Estaño |
15 |
13 |
Júpiter |
4 |
Chakra del Entrecejo |
Hierro |
17 |
20 |
Marte |
18 |
Chakra Laríngeo |
Oro |
53 |
73 |
Sol |
30 |
Chakra Cardíaco |
Cobre |
74 |
77 |
Venus |
32 |
Chakra Plexo Solar |
Mercurio |
68 |
76 |
Mercurio |
36 |
Bazo-/Chakra Sexual |
Plata |
100 |
100 |
Luna |
392 |
Chakra Raíz |
Esta respuesta de los chakras a la energía planetaria se
compara en alquimia a la Caída del Hombre, igual a sumergirse
en el desorden y en un nivel de vibración inferior: “Pero
no fue sólo el alma de Adán y de Eva las que se estropearon
o cayeron, sino todo lo relacionado con ellas. Por eso el fuego
del alma infectó también la mente y el cuerpo, la
mente y el cuerpo infectaron el aire, el agua y la tierra, y los
forzaron a coincidir en la caída, en tanto que la mente
y el cuerpo y el centro universal, o corazón, habían
caído (…) Lo mismo ocurre en nuestro cuerpo cuando
el corazón se enferma: que todo el cuerpo ha de enfermar,” describió esta
caída de la humanidad Sincero Renato, alquimista y discípulo
de Jakob Böhme. Mediante la desarmonía del elemento
fuego, todos los otros elementos y con ellos la mente, el cuerpo
y el alma caen en el mismo desorden. Pero según la alquimia,
los cuatro elementos surgen de diferentes combinaciones de las
energías planetarias; y cuando las energías planetarias
se armonizan en el cuerpo humano, el “Adán caído” puede
erguirse nuevamente y recuperar el estado de orden. Dijo el alquimista
Julius Sperber en su famoso “Theatrum Chemicum”: “…El
mundo creado originalmente por Dios (sinónimo de Adán)
era completo y perfecto, igual en cualidad y naturaleza a la Piedra
Filosofal (o la piedra de los sabios). Cuando el hombre cayó,
Dios en su cólera condenó a la “tierra roja“ (alegoría
del término Adán como el Hombre perfectamente creado),
y destruyó sus proporciones innatas, revirtió la
homogeneidad en heterogeneidad y las transformó mediante
el movimiento de los elementos (y debido a esto, también
a las ondas planetarias, que crean los elementos y sus respuestas
a los chakras) en un denso conjunto de materia, seguido de corrupción
y muerte.”
En esta interacción “oscura” entre planetas
y chakras, dominan las fuerzas de la solidificación, que
conducen a las enfermedades típicas: formación de
toda clase de piedras, arteriosclerosis, inflamación de
las articulaciones y de la columna, que se tornan “petrificadas” y “escleróticas” en
cuerpo, espíritu y alma.
El “Árbol
filosofal” (los expertos en los símbolos secretos
de la alquimia) con los siete planetas. En el triángulo
inferior, los tres principios básicos, Sal, Sulphur y
Mercurius, o los estados de transición Nigredo, Albedo
y Rubedo entre el anciano y el joven. La interacción particular
de las energías planetarias y los principios básicos
nos hace envejecer o nos mantiene jóvenes.
Sincero Renato también indica cómo librarse del
estado más bajo de vibración cuando hace referencia
al corazón como “centro universal” aludiendo
al chakra cardíaco. Según las enseñanzas alquímicas,
ha de desarrollarse la habilidad de amar, y el proceso de fortalecimiento
debe ser devuelto a su rítmico flujo. Y éste es precisamente
el propósito de las esencias de metales y gemas de Paracelso,
que están sintonizadas con las diferentes respuestas de
los chakras a las ondas planetarias, la más elevada de las
cuales es conocida como la fase Rubedo.1
Pero ¿cómo podemos saber en un estadio temprano,
cuál es el proceso dominante en nosotros, si vibramos en
el oscuro Nigredo o en el brillante Rubedo? ¿Cómo
puede alguien ya desde el principio prevenir la discordia o incluso
una “caída” dentro del Nigredo? Los médicos
alquímicos usan una especie de diagnóstico constitucional.
Analizan cuál de los tres principios básicos alquímicos, “sal“, “sulphur“ o “mercurius“ prevalecen
en el individuo y, concordantemente, qué fuerzas planetarias.
Sal (en términos simples, la material física) representa
el nivel Nigredo, la predominancia del proceso de densificación,
y por tanto, las “enfermedades de la densificación“.
Sulphur (en términos simples, el alma) marca lo opuesto:
la disolución, el proceso vitalizador. Sulphur representa
el nivel medio de vibración de los chakras, llamado nivel
Albedo. Si las fuerzas predominantes del organismo o algún órgano
del cuerpo son sulphur, pueden ocurrir inflamación, fiebre,
enrojecimiento así como también alergias.
Mercurio (en términos simples, el espíritu) simboliza
los procesos de conexión, equilibrio y transmisión.
Mercurio puede asimilarse al nivel Rubedo, el más elevado
nivel de vibración. En este estado, las fuerzas de disolución
y densificación trabajan juntas, en armonía en nuestro
interior.
Sólo estamos en armonía en la respuesta de los chakras
a Rubedo, bajo el dominio de los procesos equilibradores de Mercurio,
y sólo entonces las energías vitales de los planetas,
del Sol y de la Luna, pueden fluir a través de nosotros
sin obstáculo y con plena fuerza. Entonces podremos finalmente
transformar el “oscuro plomo” en nuestro interior en
el “oro brillante”, tal como los brotes mencionados
al principio.
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Las
figuras de cristalización muestran patrones similares
cuando interactúan con poderes de efectos similares.
Aquí las soluciones de oro (arriba), dedalera (centro),
y células cardíacas (abajo). El oro y la dedalera
se usan como remedios para enfermedades cardíacas y
los tres exhiben una signatura o característica solar. |
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“Dinámica
capilar” (Steigbild) investigaciones con una solución
del plomo, “metal de Saturno”, durante una conjunción
Marte-Saturno. Es claramente verificable que las energías
de Saturno del plomo, que impulsan al fortalecimiento y a la
formación, se ven reducidas por la influencia de Marte.
Foto superior: Antes del encuentro de los planetas pueden apreciarse
extensos patrones, Foto central: cinco días después,
durante la conjunción casi todos ellos se han disuelto;
Foto inferior: Luego de la conjunción, cinco días
después, todos los patrones se ven nuevamente bien formados. |
1 Ver también en el artículo “El Camino Hacia
la Luz: las Enseñanzas de los Chakras en la Alquimia” en “Paracelso – Health
and Healing ” número 12/I
Referencias :
Ulrich Arndt, Schätze der Alchemie: Edelstein-Essenzen, und Metall-Essenzen,
ambos editados por la editorial alemana Hans-Nietsch-Verlag“, Friburgo
(Alemania)
Informes sobre las pruebas de las Esencias de Paracelso: www.life-testinstitut.de und www.edelstein-essenzen.de
Bildquellen: ©Hans Nietsch Verlag
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